martes, 19 de septiembre de 2023

Vida y costumbres de los tehuelches

 

Cueros pintados
 
“ La ocupación más importante de las mujeres en el campamento era la fabricación de mantas de piel, trabajo que merece una descripción detallada. Se empieza por secar al sol las pieles, estaquillándolas con espinas  de algarrobo. Una vez secas, se las recoge para rasparlas con un pedazo de pedernal, agata,  obsidiana , o  vidrio a veces, asegurado en una rama encorvada naturalmente de modo que forma un mango. Luego se les unta  de grasa e hígado hecho pulpa, y después se les ablanda a mano hasta hacerlas completamente flexible; entonces se las tiende en el suelo, se las corta en pedazos con un cuchillo pequeño muy afilado, haciendo muescas para  ensamblarlas unas con otras a fin de dar más fuerza  a la costura, y se  las distribuye entre cuatro o seis mujeres armadas de las correspondientes agujas y hebras de hilo, que consisten en punzones hechos de clavos aguzados y en tendones secos extraídos del lomo del guanaco adulto.
     Cuando la manta es grande no se la cose toda de una vez; así que la mitad esta concluida , se la estaquilla y se le aplica la pintura de la manera siguiente: se humedece un poco la superficie; luego, cada una de las mujeres toma una pastilla, o pedazo de ocre colorado, si este va a ser el color de fondo, y mojándolo aplican la pintura con gran cuidado
Una  vez terminado el fondo, se pinta con la mayor precisión el dibujo de motitas negras y rayas y amarillas; en lo que las mujeres trabajan  todo el día con la perseverancia más asidua.
   Concluido esto se pone a secar la piel durante una noche, y se termina debidamente la otra mitad y las alas, que sirven de mangas; después se junta todo, y una vez terminado el trabajo, la piel presenta una superficie compacta.  El dibujo preferido, salvo cuando el dueño de la prenda está de  luto, es un colorado  con crucecitas negras cuyas longitudinales azules y amarillas con ribetes, o con un zigzag de líneas blanca, azules y coloradas.
   Es sorprendente la energía infatigable con que trabajan las mujeres y la rapidez con que cosen.”
                                  

de: “Vida entre los Patagónes” George C. Muster. 1871

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