martes, 19 de septiembre de 2023

Libros

 


Crucigrama  (poemas y relatos), de Aída Pocha Redero. Santa María de Punilla (Córdoba) Argentina.
84 pág. 140 x 200 cm. ISBN: 978-987-4453-15-0
Diseño de tapa: Manuel Moreira
CEN  Ediciones (Córdoba)
2021.-
 
En el señalador del mismo, dice la autora: “Marzo 2020 se abrió la sima./ Cada uno uno/buscó la/ caverna para aislarse y creó la estrategia para resistir. YO me aferré a la escritura y plasmé vivencias que hoy comparto contigo.”
 
En la solapa de la contratapa, Pocha escribe “La lectura y la escritura son tablas de salvación para muchos en estos momentos que la ola atropella la existencia. En mi caso lo es, decidida y temerosa aprendo a surfear sobre la cresta, tratando a pesar de la situación, disfrutar del entorno lo más solidariamente posible.
Es así que diariamente registro vivencias propias y ajenas. Los poemas de este libro so n lazos con los que atraigo las ausencias en las horas de nostalgia, ellos saben de amaneceres.
Muchas veces me pregunto que me quita y que me da el Coronavirus y  para ser honesta la lista es extensa de los dos lados, pero hay un olor a muerte que va a doler siempre en nuestro pueblo y en el mundo.
 
25 de abril 2020
 
Ya miré una por una las plantas de la minúscula huerta y activé los sentidos con los colores del jardín.
Ahora estoy tomando mates en la galería y soy un elemento más de este maravilloso cuadro.
A la izquierda, las sierras fuman sustancias de su universo y la opacidad que exhalan borronean los escasos rayos que intentan iluminar el faldeo. Como está algo más fresco le he agregado unas cucharadas de miel al agua como para anunciar a mis órganos que vamos caminando hacia días más frío.
 
Es una mañana aniñada y remolona. Hace ya treinta y cinco días que no traspaso la vereda. Los prolongados silencios de mi nieta han comenzado a llamarme la atención. Me digo – no puede estar de otra manera, - si yo que he vivido casi tres cuartos de siglo ya no lo soporto, ella que va por el primero no me quiero imaginar lo que siente.
 
Un benteveo se posa en al cable y me vuelve a este aquí y ahora.
 
Su silbo no es alegre, más vale se me ocurre pensar que es una advertencia. Me quedo en silencio.
Trato de adentrarme en el idioma de los pájaros y me siento como Eva en el paraíso.
 
La fruta prohibida está más allá de la vereda.
                                                               pág. 13
 
 
Auxilio
 
Una fuente murmura
engaños
en el brillo de cristales
sospechosos.
El tiempo, implacable
mendigo de quietud
estampa truenos
en la noche vertiginosa.
Por el socavón de los deseos
el desamor desenfrena
la audacia de la furia.
Punzan la piel
dilatados carnavales
y un díscolo relámpago
pidió auxilio al Universo.
                                  pág. 35

¿Qué?
 
Los ojos se niegan  a responderme y el reloj interrumpe el sueño.
- Esto de no poder pagar un alquiler en la ciudad me está quitando vida, me mata, pero no sé para que me quejo, si es lo que me toca.-
Abro la ventana para ver cómo está el tiempo y veo que el viento juega con papeles y bolsitas. Por la calle que nace el río viene un remolino, enrosca su furia y la arrastra hasta las vía.
-No me queda otra que salir a sumar el esqueleto al juego del torbellino y pienso que los hombres nos parecemos a él, siempre apurados y de mal humor.-
¿Qué me aporta este trajín, a cambio que entrego la tranquilidad y me expongo al contagio?
-Me parece que estoy encontrando la razón para bajar un cambio- como dicen los chicos.
-Viene otro remolino.-Se lleva la media sombra del cerco de la vecina; a lo mejor lo deja en las vías.
-¡UUHH! el colectivo no llega y es la hora pico.
El remolino es ahora de carne y huesos y los nervios me dominan.
-Las piernas me tiemblan, transpiran las manos, siento que la vida se ha puesto ácida, agria, turbia.
Estoy a punto del ataque de pánico. Atino a rescatarme y vuelo.
Llego al frente de la casa de la vecina y entro a su patio, total a la media sombra la llevó el viento.-
 
En el extravío, un niño abre la puerta de la jaula y los pájaros volvieron libres al monte. 
                                                                                 págs.. 47/48

 
Poesía
 
Con la palabra llorada
limpia la atmósfera
mientras el ritual fluye
para alentar la luz.
Deshace en arte
la vela sin  pabilo
y enciende al fin
la magia del poema.
Pacifica revolución
con laureles de letras,
ahonda en dogmas
y levanta altares
de lágrimas y belleza.
Ofrece su alma
a la grieta de la gente
y comprometida con la vida,
la poesía
se vuelve necesidad básica. 
                                     pág. 53
 
Aida Pocha Redero
Santa María de Punilla (Córdoba) Argentina.
Publicó: Poemas en verde; Hijos de la trastienda.


1 comentario:

  1. Hermosa revista, que tengo el placer de recibir asiduamente. La verdad es que la disfruto por su calidad y variedad de temas. Gracias.

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