lunes, 19 de diciembre de 2022

Nº 101- Verano 2022/23

Ana Rosa Abrahín

 

  Chau referentes!
 
¿Cuánto me queda de vida? Una vejez.
¿Una vejez?  A  secas.
Si agrego por ejemplo “feliz” se me puede ver sentada en una residencia cinco estrellas con todos los servicios. Y no.
Si dijera “plena” la imagen podría ser rodeada de cuatro generaciones   representando a dos siglos en mi fiesta de cumpleaños...90, sentada a la cabecera de la mesa, por supuesto viuda. Tampoco.
Antes! Antes..! Oh... , antes!
Se esperaba que fueran abogados, médicos (los hombres, claro, igual que papá) o la oveja negra de la familia a quien apañaría mamá por ser el más “chico”.El envidiado secretamente por los hermanos  mayores.
¿La mujer? Oh...claro, las hermanas..!  Porque se tenían muchos hijos...
Las hermanas eran mujeres. Punto. A secas.
Luego, con el paso del tiempo pudo (la mujer) ser punto y aparte...de los hombres de la familia y de los otros.
Cada uno ocupaba su lugar, un lugar separado de antemano con un marco de seguridad al estilo “hasta que la muerte nos separe”.
¿Aseguraba qué? El trayecto, el logro.
¿Y la satisfacción personal? Cumplir.
Pero la “realización” abrió puertas...al vacío.
¿Cuál elegir? ¿Cuáles son los costos de una y otra? Con seguridad.
Seguridad !!!!!!! Error. Son sólo opciones. TODAS a nuestra disposición.
Aquí están los caminos. Podemos elegir otros que los crucen a todos ellos y también valen.
¿Viejos felices? Estos de hoy son los últimos. Viejos y felices.
Valía la pena. No va más. Hoy es Hoy. Y que sea lo máximo a que podemos aspirar.
Creo que me equivoqué de concepto, porque aspirar (que no tragar el aire con la boca) implica esperar a/ por/ con/.
Y no, no va.
Lea el título otra vez, por favor.
Y a crear, vamos!!!!!!!! Seamos humanos!!!!!!!! (con el perdón de la palabra).
Reconozco (a propósito de la invitación anterior) que me dio miedo pensar que comparto con mis hijos la tarea de buscar nuevos contenidos a viejos ( perdón otra vez) conceptos, al mismo tiempo que los estamos, juntos, ejerciendo.
Al día siguiente me sentí mucho mejor cuando me di cuenta de lo grandioso de la situación.
Hoy lo pude escribir.                                          
 

Rectora del Instituto Superior de Seguridad Pública"Cnel. Juan Pascual Pringles".Ciudad de San Luis (San Luis). Argentina                                                           

 
                                                                   
nota: articulo  elegido texto del mes y publicado en El Planeta, Valencia, España, en marzo del 2001.
El 4 de diciembre de 2002 se presentó en la Facultad de Comunicación  de la Universidad de Salamanca, un documental  basado en éste texto, filmado por alumnos de  dicha Facultad, con quien  suscribe  como co-directora. (R.P.I. 212966)

Ismelda Bustamante

 


Volviendo al pasado
 
 Hay en la Villa del Valle de Tulumba, esas viejas casonas, que le dan un misterio, un encanto de otro tiempo, que predispone al recuerdo, a la evocación.
 
 Residencias que poco a poco fueron quedando vacías o pasaron a otros dueños, pero que se yerguen altivas como mudos testimonios de un pasado en el que albergaron amores, pasiones, intrigas.
 
 En la calle de la Policía, frente a la Antigua Casa Parroquial, está la de los Reynafé, con sus gruesos muros de adobe, el techo a dos aguas, sus galerías y el parque, donde un algarrobo centenario parece extender sus brazos protectores, para que el tiempo no destruya lo que guarda este solar.
 
 Caminaba por esa calle, pasada la medianoche, las luces del pueblo estaban apagadas, pero las estrellas brillaban como nunca y la luna derrochaba su luz, plateando los techos y los desparejos veredones de piedra.
 
 La belleza natural, casi irreal, la quietud, me iban inundando poco a poco de nostalgias y emociones. Parecía transitar por el pasado, retroceder en el tiempo.
 
 Un suave perfume me envolvió y un rumor de pasos, de alas, de gasas, no sé porqué me hizo mirar hacia el parque de la casa.
 
 Una etérea figura envuelta en un halo de luz se perdía detrás de los árboles.
 
 Mi corazón comenzó a latir alocado y la sensación de algo sobrenatural superaba mi razón, me hizo apurar el paso, deseosa de encontrarme en la seguridad de mi casa.. Mientras caminaba, una vieja leyenda volvía a mi memoria, me la había contado hacía  mucho tiempo Doña Petrona.
 
 “Los hermanos Reynafé habían tenido una vida signada por la tragedia. Un de ellos, el más apuesto, el más valiente, el más arriesgado, estaba comprometido”
 
 Había dado su amor a una dulce niña que le correspondía con devoción. Paseando por el parque, sentado bajo el algarrobo o las sombras de las galerías, hacían proyectos y dejaron ilusiones. El ajuar esperaba en un arcón, el vestido de novia estaba listo para la boda, una y otra vez postergada.
 
 Los sucesos sangrientos de Barranca Yaco, envolvieron a los Reynafé; la cárcel, el exilio, la muerte se abatieron sobre la tradicional familia. Su última entrevista fue precisamente en la casa de la Villa, allí se despidieron con la promesa y la esperanza de volver a encontrarse para cumplir su sueño de amor. Él debía  huir. Partió hacía Santa Fé, buscando protección. Las patrullas le seguían sus pasos. Le tendieron una emboscada, se vio rodeado y no quiso entregar su libertad.
 
 El Paraná lo esperaba, animó su caballo y con el nombre de su amada en sus labios, se hundió en las oscuras aguas.
 
 Ella lo esperó, le fue fiel toda su vida y volvió una y otra vez a los lugares que los vieron felices . Su amor fue más allá de la muerte.
 
 Por eso su espíritu vaga por la vieja casa, recorre sus galerías, deambula por el parque.
 
 Una mujer vestida de blanco, la novia de Reynafé, en las noches de luna vuelve de los desconocido al sitio donde amó, sufrió, esperó”
 
(tomado del libro antología de escritores tulumbanos: “Villa Tulumba” – Noviembre 2011)
 
Premio “Cacique Sitón”  2021, otorgado por América Madre (AMA)

Poeta, escritora, docente.
Reside en  Villa Tulumba (Córdoba) Argentina.
Publicó: Cuentos para mis nietos; integra la antología “Primavera”, antología poética 2022. Colección “Cuatro estaciones” de Quo Vadis Ediciones.


Rudy Catoni

 


Carta 9

río turbio y crecidas huracanadas
el tiempo sobre todo como bastardo
que barre arenas cambiantes
de un Heráclito nómade
 
el mundo declina la especie
los cántaros condensan podredumbre
mi estirpe sin lugar propio ni telegramas
para pode sollozar la derrota
 
Carta 12
 
sobrevivir
sobre libros que padecen postrados
ante la radiación de un mundo que se descongela
cuando camino cercano al desconcierto de la gnosis
y tengo la imagen fría cual esfinge glacial
 
sobrevivir
sobre libros que predican sólo desde  las tinieblas
mientras mi conciencia tirita
como espantapájaros huérfano
hormigas voladoras penetran
en la penumbra de mi cuarto
sintiendo a mi cuerpo ahuyentar
fantasmas lánguidos
 
sobrevivir
sobre libros señalados con tinta negra imborrable
para no olvidar lo inmanente y ahuyentar la barbarie
el juego oculto de la dicotomías
que vivifica los párpados
en el caminar tullido
entre las piedras de un puente enigmático
 
sobrevivir
sobre libros que contornean tu traza inalterable
el olvido repentino de tu voz lamiendo cada palabra
el olvido de tus manos acariciando las hojas sumisas
el olvido del tiempo hurgando desnudamente tu ausencia.
 
(poemas del libro: “Postales blancas” – Quo Vadis  2020)
 
Poeta y escritor
Carlos Paz (Córdoba) Argentina.
Publicó: Sempiterno; Nunca jamás del mundo; Cuentismo;  Pizzería San Luis; Del tiempo inescrutable; Desplegando quimeras; Postales blancas


Leyendas Argentina

 


La Creación, según los tehuelches
 
La Creación entre los Tehuelches era atribuida aun ser que siempre existió. En un principio vivió rodeado por densas y obscuras  neblinas “allá donde se juntan el cielo y el mar”. Esa divinidad eterna y todopoderoso se llama KOOCH.
 
“Pensando en la terrible soledad que le rodeaba, aquel ser  rompió a llorar, y lloró durante muchísimo tiempo, tanto que es imposible calcularlo. De las lágrimas que brotaban de sus ojos se formó el mar primitivo, ARROK, primer elemento de la naturaleza. Cuando advirtió que el agua  brotaba de sus ojos seguía en constante aumento, dejó de llorar y dio un profundo suspiro.
Ese suspiro originó el viento, que disipando las obscuras neblinas, dio lugar al nacimiento de la claridad, igual que ahora aparece el día después de la noche en el lejano horizonte”
 
Creado los tres elementos del espacio, el Viento, la Luz y las Nubes, KOOCH hizo surgir del mar primitivo una isla muy grande, sobre la cual creó la vida perecedera, es decir: las aves, los animales, los insectos y los peces.
A  fin de admirar aquella maravillosa obra de KOOCH, el Sol enviaba luz y calor; las nubes llevaban la lluvia bienhechora  y el Viento se encargaba de crear los pastos.
 
La vida se desenvolvía en forma pacífica en la isla de la cosmología Tehuelche, hasta que aparecieron los gigantes, seres monstruosos y perversos..
 
En la legendaria isla creada por KOOCH, nació ELAL, hijo del gigante NOSHTEX y TEO (Nube). Desde esa isla ELAL trasladó a la Patagonia a todos los animalitos que fueran sus fieles amigos, una vez que se instaló en la nueva tierra.
 
ELAL, es el personaje central de la mítica Tehuelche, más que un diós, es un héroe educador, maestro de la caza y protector.
 
Fue el Cisne, quien trajo a ELAL siendo aún muy pequeño. El Cisne depositó al niño en la cumbre del Cerro CHALTEN (Fitz Roy) donde durante tres días y tres noches, protegido por las aves contempló la nueva tierra.
 
ELAL, fue el creador de los CHONEX (Tehuelches), reveló a los hombres el secreto del fuego, inventor del arco y las flechas, les enseño el arte de la caza y, como seres creados a su semejanza, les inculcó algunos principios de moral y conducta.
 
Finalmente, el ciclo termina con el alejamiento del héroe, que ha cumplido su misión. Para dar lugar al hombre sobre la tierra.
ELAL desciende de la montaña, reúne a sus fieles camaradas, les prohíbe que le rindan homenaje alguno y retorna a su isla llevado por el majestuoso cisne. En esa misteriosa isla donde ELAL aguarda a los CHONEK muertos, que llegan guiados por WEDEUNK, un espíritu tutelar que lleva la cuenta de las acciones de todo Tehuelche.


Dibujo ilustración: Susana C. Otero  
Fuente: De la página Identidad Cultural
Web: https://www.identidad-cultural.com.ar/

Libros

 


Los gritos obstinados de la América cobriza. Más de quinientos años de un profundo bramido. (ensayo) de Horacio Fernández Moreschi. Santa María de Punilla (Córdoba) . Argentina.
176 pág. 21x14 cm. ISBN: 978-987-556-347-6
Ediciones del Boulevard (Córdoba)
2011.
 
Dividido en dos partes: Libro Uno: El Grito; Libro Dos: El otro grito. El del oprobio y los estigmas.
 
Dice la Prof. de Lenguas y Literatura Patricia Inés Brun, en la contratapa del libro sobre la obra de Horacio:
“Las taxonomías son válidas y muy útiles a la hora del abordaje didáctico de la diversidad de textos en uso, pero algunos desbordan una determinada clasificación. Este es el caso de Los gritos obstinados de la América cobriza. El lector se enfrenta a un ensayo que, por su extensión, calidad de investigación y tratamiento del tema, excede y supera un riguroso rótulo clasificatorio que tiende a limitarlo.
Su lectura y reflexión provoca  una recuperación de la Historia, fuente primera de este trabajo e invita a la memoria a recordar pasajes maravillosos y estremecedores de novelas históricas de reconocidos autores latinoamericanos. Esto sucede porque en la obra se fusionan la realidad y la ficción, que caracteriza a la Literatura, y la realidad y la opinión, propia del ensayo.
El adentrarse en sus páginas se transforma en un involucrarse con el autor que se compromete con sus ideas y las fundamenta con la veracidad de los datos; datos empíricos que se conjugan armoniosamente en una prosa que ostente más de una vez la belleza de un verso.
Brillante, entre otras, la expresión de los “tres descubrimientos”. Rico el texto en recursos (preguntas retóricas, ironías, apelaciones al lector, intensificadores de significado, intertextualidad, inclusión de géneros, entre otros), y totalizador, porque no se limita a ser una reflexión del pasado, sino que cuestiona el presente y se proyecta al futuro para que “el grito” siga resonando …
Más allá de acuerdos y desacuerdos entre autor y lector, la obra tiene la intención de movilizar nuestro pensamiento, gestar una postura y provocar una reacción; en este caso acerca de un hecho que siempre exige y reclama debate porque la Historia no ha dicho su última palabra al respecto. Y la intención,  se cumple: al leerla, el lector no puede permanecer indiferente ya que forma parte de esta, nuestra América, tan acertadamente llamada “cobriza” “
 
                                 Libro Uno
                                   El Grito
                                        I
 
“Un día, hace tiempo y de allá lejos, llegaron ellos por el agua grande, con el viento a sus espaldas, y al frente, un genovés, pero al servicio de otra corona.
Llegaron ellos con espadas en sus diestras y también con cruces, algunas en manos siniestras.
Llegaron ellos desesperados por ellos mismos y por los que los mandaban.
Llegaron ellos a estas costas por donde el sol se fuga en cada ocaso; llegaron ellos y aquí, entonces, desembarcó la decadencia, la ignorancia, la maldición y la muerte.
Desatracaron de  puertos lejanos por los finales del XV, de unos territorios hartados de oscurantismo y decadente Medioevo, de comarcas exhaustas por el hambre y las pestes, de tierras arrasadas por invasiones durante muchas centurias y las guerras por la supremacía entre las diferentes culturas que la poblaban”
 
                        Págs.. 21/22
(fragmento)
    
Horacio Fernández Moreschi. Poeta, narrador, ensayista
Nació en Alta Gracia, y residió en Santa María de Punilla (Córdoba). hasta su deceso, acaecido en 2019
Publicó: Días del trapecio 

Los Gatos

   Grupos y Letras en el Rock Argentino  


                                           Cuando Llegue El Año 2000


 Cuando Llegue El Año 2000


Año 2000
Todos te esperaran
Año 2000
Te querrán conocer
Como será el amor
Como será el dolor
Existirá la fe existirá la paz
Todo esto lo sabré
Cuando llegue el año 2000
Yo no se
No sé si viviré
No sé donde estaré
En el año 2000
 
Año 2000
De ti se habla hoy
Año 2000
Te quiero conocer
Cual será tu mujer
Distinta a la de hoy
Me quiero imaginar
Lo extraño que será
Todo esto lo sabré
Cuando llegue el año 2000
Yo no se
No sé si viviré
No sé donde estaré
En el año 2000
Año 2000
 
(del albúm: Seremos amigos – 1968)
 
Fue una banda de rock argentino formada en 1966, cuya primera formación contaba con Litto Nebbia y Ciro Fogliatta, dos antiguos miembros de Los Gatos Salvajes, Oscar Moro, Kay Galifi y Alfredo Toth. Fue el primer conjunto argentino de rock en componer íntegramente su material.


Víctor Lima

 


 El dinero
 
Soy un cantor desde abajo
que desde abajo pelea
en defensa de la vida,
porque la vida le cuesta.
 
Conozco quienes reniegan
de su humilde condición,
sin pensar que no hay humildes
que no tengan la razón.
 
El tener mucho dinero
no da títulos a nadie;
el dinero solo sirve
para no vivir del aire.
 
Hay pequeña gente que anda
sin fe, sin pena y sin gloria,
pobres de espíritu pasan
y no dejan ni la sombra.
 
La codicia del dinero
le va abriendo al hombre heridas
tan hondas que no se curan
poniéndoles medicina.
 
Para mí, la gente bien
no es la que tiene dinero.
Para mí, la gente bien
es la del vivir honesto.
 
El día que yo me vaya
camino del cementerio,
aunque vaya envuelto en oro,
no tendré para el regreso.
 
Fue un poeta uruguayo que compuso letras de canciones junto con Rubén Lena y Los Olimareños.
Salto (Uruguay)
1921 – 1969
Publicó: Canto del Salto Oriental ; Milongas de Peñaflor (, póstumo);  Víctor Lima – Con guitarra y sin guitarra (, selección, prólogo y notas de Leonardo Garet);  Víctor Lima, obras completas
 
Publicado en : “El Rescatador” - Suplemento  Virtual de Revista Literaria “Mapuche”  - 20 de octubre  de 2017.-                 

Amanda Marta Urcola.

 

Indiecita morena de los Andes.
                                      
Nunca sabremos qué pensaste, bella,
en tu marcha ritual a sepultura.
¿Te emocionó el designio de tu ofrenda
vital y trascendente a sol y luna?
¿Ignorabas acaso tu destino
que detendría el corazón aún niño?
¿Suponías que impetuoso volcán
te albergaría por los siglos y siglos?
¿Sentías temor?, ¿curiosidad?,  ¿esperanza?
¿Lucías feliz  vincha  con plumas blancas
en cabellera trenzada y oscura?
 
Ciertamente no lo sabremos nunca.
Cumpliste con el rito de los incas,
con el deseo ferviente de la tribu.
Los vientos y las nieves eternas
y tu sepulcro cavado en la piedra
te perpetuaron  para la sorpresa
y, sin lugar a dudas,  la congoja.
 
Hermosa doncella de LLullaillaco.
Indiecita morena de los Andes.
He divisado a un cóndor majestuoso
planear sobre el volcán en que moraste.
Acaso él, inmortal para tu raza,
conozca los secretos que ignoramos.
¡Oh!, guapa doncella de LLullaillaco,
por ignota voluntad de tus dioses
convertida en símbolo de un imperio.
 
Indiecita morena, grito sin voces:
Ese fue tu destino. ¿Cuál será el mío?  
 
Docente, escritora, artista plástica.
Nació y vive en Lincoln (Bs. As.) Argentina.
Publicó: .  En el país del chocolate”, “Migas de pan”, Enrique Alejandro Urcola -  El Artífice linqueno;  Hermanito Bombón; Don Félix Crous Martí – páginas en su reencuentro -


Atahualpa Yupanqui

 


Tiempo del hombre
 
La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.
 
Luego fui la madera. Raíz desesperada.
Hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Después fui caracol quién sabe dónde.
Y los mares me dieron su primera palabra.
 
Después la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y creció la blasfemia sobre la vieja tierra.
Y el azafrán, y el tilo, la copla y la plegaria.
 
Entonces vine a América para nacer en Hombre.
Y en mi junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.
 
Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan sus mensajes las raíces secretas.
 
Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.
 

 
Atahualpa Yupanqui, nombre artístico de Héctor Roberto Chavero2​ (n. Juan A. de la Peña, Pergamino, 31 de enero de 1908-Nîmes, Francia; 23 de mayo de 1992), fue un cantautor, guitarrista, poeta y escritor argentino.
Es ampliamente considerado como el músico argentino más importante de la historia del folklore


miércoles, 28 de septiembre de 2022

Nº100 - Primavera 2022

Enrique Banchs


Soneto
 
Hospitalario y fiel en su reflejo
donde a ser  se apariencia se acostumbra
el material vivir, está el espejo
como un claro de luna en la penumbra.
 
Pompa le da en las noches la flotante
claridad de la lámpara, y tristeza
la rosa en el vaso agonizante
también en èl inclina la cabeza.
 
Si se hace doble al dolor, también repite
las cosas que me son  jardín del alma.
Y acaso espera que algún dìa habite
 
en la ilusión azulada de su calma
el Huésped que le deje reflejadas
frentes juntas y manos enlazadas
 
Fue un poeta argentino. Cultivó formas clásicas y diáfanas, inspiradas en el Siglo de Oro español, con fuertes reminiscencias hispanogermánicas y modernistas
1888 – 1968
 

Publicado en : “El Rescatador” - Suplemento  Virtual de Revista Literaria “Mapuche”  -  23 de octubre de 2017.

Leyendas Argentinas


Leyenda del Pan de Azúcar
 
Esta historia con matices de leyenda no tiene autores ni autoras. Solamente se trata de una narración que se ha venido trasmitiendo de generación en generación.
En las primeras décadas del año 1500 después de producirse el derrumbe del Imperio Inca provocado por las fuerzas que impusieron   los conquistadores españoles que llegaron a América, se produjo la inmigración masiva de esa raza milenaria, rumbo al sur hacia nuevos horizontes, en busca de paz y tranquilidad, cargando en las alforjas de sus mulas, todo lo que pudieron de sus fabulosas riquezas, desconociéndose hasta hoy su destino.
 
A partir de entonces, los españoles destacaron una expedición al mando de Jaime de Aragón, según datos históricos, hacia la avanzada más austral del imperio; se dice que fue con el propósito de arrebatarle las riquezas y los tesoros que llevaban consigo en el éxodo.
 
Esa avanzada más austral era lo que es hoy, la hermosa y progresiva ciudad de Cosquín, en las sierras de Córdoba.
Se halla enclavada en un vallecito en forma de península, bordeada por el caudaloso Río Yuspe, que nace en la cima de las Sierras Grandes (Los Gigantes), y coronada al este por el majestoso cerro Supaj Ñuñú (Seno de Virgen), hoy Cerro Pan de Azúcar.
Sus maravillosos paisajes, la frondosidad de sus algarrobos y su reconfortante clima la convertían en un oasis, hecho que explica porque esta raza indígena pobladora de esta zona era extremadamente pacifica.
 
Fui así que en el año 1526 comienza a llegar a Cosquín por medio de los (Chasquis), las primeras noticias, que desde el Alto Perú venían bajando seres Humanos de otros continentes, vestidos con ropas brillantes y acorazadas; esta situación despertó la preocupación y el alerta del los habitantes de este poblado, los que, comandados por el Camin (Jefe), implantaron una severa vigilancia que duro nada menos que nueve años.
“Hasta que una mañana – dijo el historiador Aníbal Montes- de primavera, mientras alegres muchachas se bañaban en la desembocadura del Ampa Tomayo (Arroyo que baja del cerro) se produjo  lo que se temía”… ¡Por primera vez llegaban a Cosquín los conquistadores españoles, bajando por el noroeste, después de haber pasado por el pueble de Ayanpitin, en Pampa de Olan, hoy en ruinas…!
 
Durante el primer perìodo de permanencia de dicha expedición en este lugar, los indígenas tuvieron que soportar cualquier cantidad de abusos, malos tratos, explotación y sometimiento de sus mujeres, creando un clima de disconformidad y reacción en Camin Cosquín, hombre alto y robusto, quien vivía con una hermosa india llamada Cosco-Ina, su esposa;  por la cual, esta leyenda también  es conocida como la historia de Camin y Coscoína.
 
La belleza de Cosco-Ina despertó la codicia de un oficial español, componente de la expedición quien no perdía ocasión para cortejar con sus pretensiones amorosas a dicha india. Y fue así, que a al enterarse Camín se enfrento con el oficial en franco duelo, dándole muerte. La reacción de la patrulla expedicionaria fue inmediata, ordenándose la captura del Camin, quién fue perseguido por las sierras varios días. Por la Quebrada de los Leones trepo la sierra y enfilo hacia el Cerro Supaj Ñuñu (Cerro Pan de Azúcar) donde fue acorralado.
En desventaja para la lucha se defendió arrojando grandes piedras por las pendientes las que los tuvo en jaque por varias horas.
Esta situación no podía durar mucho tiempo, hasta que al final, no teniendo otra alternativa, decidió tomar la medida mas extrerna, prefiriendo la liberación a cambio de su vida; y tomando por la pendiente en desenfrenada carrera, llega al borde de los enormes despeñaderos ubicados en la ladera norte, y como si fuera un cóndor que inicia un raudo vuelo, con ímpetu se arrojo al espacio, para luego desplomarse en el abismo, donde encontró la muerte, muerte que lo reviviría en el tiempo, como un símbolo redentor de la libertad.
Por unos instantes todo fue silencio. Solo se oía el viento entre los riscos y el murmullo del arroyo en el fondo de la honda quebrada, donde yacía su cuerpo inerte.
Cosco-Ina, con la esperanza de volverlo a ver, permaneció expectante durante varios días con su mirada hacia el cerro el que, con su muda imponencia, parecía dictarle la sentencia de un mal presagio.
Entre tanto se producía el regreso de los perseguidores de Camin, con los cuales esquivo el encuentro presintiendo una mala noticia que no quería escuchar ni concebir.
Fue así que Cosco-Ina decidió alejarse del lugar, encaminàndose hacia las montañas con el propósito de encontrar a su amado y escapar juntos hacia otros lugares lejanos donde re hacer sus vidas.
Durante varias jornadas deambuló por cerros y quebradas, exclamando a cada paso, con toda las fuerzas de sus pulmones, el nombre de su dueño, sin obtener ninguna respuesta; hasta que en las postrimerías del tercer días, se dirigió hacia la cumbre del cerro Supaj Ñuñú, con el fin de obtener más campo de observación; al tiempo que se derrumbaba una esperanza, una idea se iba encarnando en ella: encontrarlo vivo o morir junto a el.
Largo y escabroso fue el sendero que le toco recorrer, y así, mientras ascendía la empinada cuesta,  una ansiedad infinita la impulsaba a trepar cada vez más y más rápido, hasta lograr su metas; cuando de pronto, una bandada de Jotes (buitres), que planeaban en círculos sobre un punto fijo y al norte del cerro la hizo estremecer; y presintiendo la tragedia corriendo, bajo hasta al borde de los abruptos despeñaderos, quizá con el fin de observar mejor o atraída por una intuición y agudizando la mirada pudo ver, horrorizada, lo que no quería ni siquiera comprender: el cuerpo del ser querido que yacía en el fondo de la quebrada.
Abatida y sin consuelo, permaneció inmóvil largo tiempo, mientras que el dolor le carcomía el alma, y entre cortados sollozos la ahogaban, la aferrada idea se convertía en decisión: morir junto su amado y en el mismo sitio.
Ya era muy tarde, el sol en el ocaso caía detrás de las Sierras Grandes, cuando Cosco-Ina, a modo de despedida, observa por ultima vez su terruño, y en un lastimero y largo grito exclamo: “…Camin…” Y abriendo los brazos como intentando un planeo, salto al vacío para ir al encuentro de su amor perdido.
Esta vez un hubo silencio. “El eco de las montañas repitió por mucho tiempo aquel grito lastimero de Camin…Camin…Camin…” Mientras la penumbra de la noche iba cubriendo con su poncho aquel lugar.
Allá en lo alto, dos cóndores se elevaban circundado el cerro cada vez más hasta perderse en la inmensidad celeste de ese diáfano cielo de las sierras cordobesas.
Desde entonces, al llegar la primavera, a orillas del arroyo de cantarinas aguas que vierten de los cimiento del majestuoso Supaj Ñuñú, las acacias rojas se cubren con sus racimos granates, como si fueran gotas de sangre, que se derramaron aquella vez en aras del amor de la libertad y la fidelidad.-
 

Fuente de la imagen : “Como Cosquín llegó a ser una leyenda”
por Susana C. Otero (adaptaciones e ilustración)
Tomada de la página: Identidad Cultural - https://www.identidad-cultural.com.ar/