martes, 19 de diciembre de 2023

Leyendas Argentinas

 


La leyenda del espinillo
 
Eireté (en guaraní: "miel de abeja") era una joven india casada con Cuimbá, con quien vivió un corto, pero intenso, tiempo de felicidad ya que su esposo perdió la vida defendiendo su tribu y ella quedó con un hijo de pocos meses.
Una tarde, salió a pasear con su bebé y se alejó demasiado, cuando, de pronto, escuchó el rugido de un yaguareté (en guaraní: "cuerpo de perro"). A pesar del terror, tomó a su hijo en brazos y se internó en la espesa vegetación del monte.
Fue allí que, al escuchar el corazón de una madre desesperada, Dios intervino, guiándola hacia un tupido monte de aromitos cuyas ramas se abrieron a su paso, para luego cerrarse profusamente, oponiendo tallos leñosos y hojas con espinas al camino de la fiera. La ayuda de Dios continuó, pues ordenó al sol que ante la inminencia llegada de la noche fría, dejara su calor en el follaje que la albergaba.
Así Eireté pudo pasar la noche con su hijo, llegando sanos y salvos a la tribu el día siguiente.
Desde entonces, en primavera, los rayos del sol duermen sobre los aromitos, quedando después en flores de color dorado.
 
Fuente: Pueblos y Leyendas

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